Hasta Siempre Comandante |
Con su visión futurista, el
líder histórico de la Revolución Cubana
vaticinó el homenaje póstumo por su desaparición física, con la multitud de
pueblo que inundó los laterales de la carretera central durante el recorrido a la inversa de la Caravana de Libertad con
el cortejo fúnebre que trasladó sus cenizas rumbo a su última morada en el
cementerio Santa Ifigenia de Santiago de Cuba.
Parque Vicente García González |
En trasmisión de la emisora
provincial Radio Victoria, en Las Tunas, como parte de la cadena de emisoras de
radio, viví un momento en el que tanto me embargó la emoción que solo recuerdo
el inicio de la descripción al decir: Justo en este minuto pasa frente a la Caldosa la caravana…
Aquilaté entonces la
intensidad de la frase YO SOY FIDEL, esa coreada por el pueblo de Cuba entre el
dolor y la admiración; fue un momento donde solo la profesionalidad te permite no
interrumpir el reporte, aun con la voz quebrada de emoción.
Poco me sirvió el texto preconcebido
para describir ese instante fugaz de tener frente a mi el armón sobre el cual
viajó la urna de cedro con las cenizas del amado líder, cubierta por la bandera
cubana de los radiantes colores patrios.
Luego busqué el movimiento
de las banderas, las fotografías de Fidel, los estudiantes y pioneros con las
consignas y carteles hechos por iniciativa de muchos de ellos, los móviles y
cámaras que captaban aquel momento trascendental.
Encontré muy cerca de mi a
la mujer que se secaba las lágrimas, mientras otros tantos rostros se divisaban
con expresión similar, y se entrelazaban trabajadores, jubilados, personas con
bastón, ancianos y aquel adolescente discapacitado que mucho antes me mostraba
una fotografía de “papasito Fidel” que se iba al cielo.
San Antonio, donde me
encontraba al oeste de la
capital tunera, es ahora una comunidad con el complejo recreativo El Cornito, donde
vivió el bardo Juan Cristóbal Nápoles Fajardo (El Cucalambé), y la representaron
más de mil habitantes, muchos de los cuales recuerdan el lugar como una
ranchería antes del triunfo de la
Revolución liderada por Fidel.
Muy próxima se erige la llamada Zona industrial, con más de 30
empresas; entre estas las de Producciones Metálicas de puertas y persianas
y la fábrica de Estructuras Metálicas
Paco Cabrera que asume alrededor del NOVENTA por ciento de producciones para
grandes inversiones del país, como la Zona Especial Mariel.
También
se ubica una de las dos Empresas cubanas de producción de aceros exportables y
barras para el programa de la vivienda y otros destinos, cuyo Laminador 200 lo
inauguró Fidel en 1988, y para el acceso a la instalación se ejecutó entonces
un tramo de la circunvalante sur.
Además
se sitúan la Empresa
Eléctrica y sus unidades de generación distribuida, que
tuvieron un mayor desarrollo mediante la Revolución Energética
conducida por el Comandante en Jefe a partir del Período Especial.
Otra
industria es la de la
Cerámica, y en su colectivo se recuerda el aporte de
artículos ornamentales para las premiaciones de eventos nacionales del Fórum de
Ciencia y Técnica, en un período en que la provincia tuvo una reconocida labor.
Su
entonces representante Roberto Cabrera se enorgullece de haber recibido el
abrazo de Fidel, pero también su elogio a la calidad de la cerámica
tunera.
Los
tuneros tienen mucho más que rememorar de la obra de Fidel en Las Tunas, como
sus continuos chequeos en el sector agroazucarero, y la inauguración de la
terminal de embarque de azúcar a granel en Puerto Carúpano, que humanizó la
labor de los obreros que debían cargar los sacos sobre sus espaldas.
También
inauguró el hospital provincial Ernesto Guevara en 1980, e impulsó un movimiento emulativo por la sede
del 26 de julio, fecha de los asaltos a los cuarteles Moncada, en Santiago de
Cuba y Carlos Manuel de Céspedes, en Bayamo, provincia de Granma. Un año después los tuneros celebraron el acto
central por la efeméride.
La
segunda sede nacional presidida por el entrañable Comandante en Jefe fue en
1997, en el aniversario 44, cuando inauguró la Plaza de la Revolución Mayor
General Vicente García González.
Estas
son muestras de la presencia de Fidel en Las Tunas, que en mucho explican el
porqué los tuneros no le han fallado en el homenaje póstumo y juran lealtad a
su obra que dignificó a hombres y mujeres.