Util y entrañable |
Una cierta
nostalgia me atrapó por unos minutos en la mañana de este domingo, pero pocas
opiniones necesitamos en mi hogar al adoptar la decisión que solo admitía el
ahora porque un después sería quizás muy demorado.
La frondosa mata de limón
de mi patio está resentida por vientos del huracán Ike, y aún con frutos fue
necesario cortar un gajo inclinado hacia el piso para aliviar de peso al tronco,
ante la proximidad del intenso Matthew que podría dañar toda la planta.
Perder una rama lastima,
pero hay posibilidades de nuevos retoños si sobrevive el arbusto, sin embargo
perder un ser humano es irreparable, por eso admiro cómo muchas personas han
dedicado tiempo hoy para asegurar las viviendas, y las familias se trasladan
con sus pertenencias en la evacuación casa a casa.
De igual modo los vecinos
se dan la mano protegiendo puertas y ventanas con el material disponible, se
aprovisionan de alimentos y de agua, que hasta congelan en envases plásticos
por si surgen y se prolongan interrupciones eléctricas.
La televisión y la radio se
mantienen sintonizadas, no cesa el intercambio acerca de con cuánta fuerza
llegará el ciclón a Las Tunas por la inminencia de su embate y las previsiones
de gran afectación al oriente cubano.
Cuando ya el cielo comienza
a mostrar nubes ennegrecidas, todas esas vivencias demuestran percepción del
riesgo, incluso con medidas en los hogares que a algunos pueden parecer
exageradas pero es preferible a estar indiferentes.
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