martes, octubre 16, 2012

Preservar el amor de familia


Mi mamá en el cumpleaños 79, ya en los 80
“La unión de la familia no se mide por el número de miembros, sino por la unión que hay en ellos”; cuando la frase se manifiesta de manera habitual, apenas uno la aprecia en su verdadero valor, o le resulta un hecho tan cotidiano que tan solo se acostumbra a disfrutarlo, y ya.

Por estos días, la nostalgia por los años de mi niñez me sorprende con frecuencia porque los catalogo como los más felices, al abrigo de mis padres, por reunirnos en fechas significativas del año, al visitarnos algún pariente o durante las vacaciones de mis hermanos cuando estudiaban en otras provincias, y el mayor fuera de Cuba.

Mi familia es numerosa, pero lejos de un inconveniente fue algo bueno para esos días de gran animación hasta la madrugada, en largas conversaciones, juegos y cenas especiales: con cerdo asado, (macho asado en Santiago de Cuba ) chivo, ovejo o cualquier tipo de ave doméstica que llenaban el patio al iniciar cada día.

Hoy seguimos unidos, pero los encuentros suelen ser en menor cantidad de ocasiones o una vez anualmente; algunos ya no están, y otros se encuentran limitados de viajar por razones de salud y la extensión propia de la familia ha sido fuera de la localidad natal.

Al pensar en esto, siempre me reanima lo que me comentó hace un tiempo Margarita, una querida profesora de la universidad Vladímir Ilich de Las Tunas, cuyos hermanos acordaron reunirse para los cumpleaños de cada uno, para que el reencuentro tuviese siempre momentos festivos, pues ante las complicaciones de la vida cotidiana a veces resulta difícil disponer el tiempo, sin embargo cuando alguien fallece sí aparece. 

Con agrado comparto esa decisión, y la de visitar a los más necesitados de atención, para que los rigores de la rutina hogareña y de trabajo no nos roben la oportunidad de darnos el abrazo, el beso y demostrarnos el cariño mutuo, pues nunca sabremos quien será el próximo en ausentarse definitivamente; entonces ni las lágrimas ni los lamentos compensarán lo dejado de hacer a tiempo.  




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