miércoles, febrero 11, 2015

Un símbolo de la belleza y el amor



La proximidad del 14 de febrero, Día del amor, parece poner más activas las musas, tanto que hasta en medio de la prisa de cada día no están de más los minutos dedicados a contemplar una flor vista de cerca en otros momentos,  pero sin detenernos. 

Al ver esta de tuna me emocionó observar al detalle cómo puede surgir una flor tan hermosa, con un color llamativo, de una planta  cuyas hojas poseen poco atractivo a la vista, aunque tiene la facilidad de crecer al descuido de dejarla solo en el suelo, sin ni siquiera sembrarla.  

Las flores han sido vistas durante mucho tiempo como símbolo de la mortalidad, la belleza y el amor, debido a que se producen durante los ciclos naturales, los cuales están integrados con los de la Luna, el Sol y el transcurso de las estaciones, y representan el cambio, el crecimiento y la disminución, la vida y la muerte, pues son efímeras: son semillas, luego flores, y finalmente mueren. 

Tanta belleza es aún más sorprendente porque es temporal; representan casi a la perfección esta temporalidad gloriosa, donde todo está constantemente convirtiéndose en algo más. 

Ellas tienen esencias que son la base de exquisitos perfumes, y casi todos los productos de belleza contienen alguna esencia floral. Así unas sirven para suavizar la piel, otras como infusiones, algunas son comestibles, y son también muy útiles para elaborar sprays repelentes de insectos.

La utilidad de las flores es muy extensa y variada; según quienes hacen terapias florales, hay un aroma distinto para cada paciente, no es algo estándar, ya que depende justamente de las asociaciones que la persona pueda llegar a hacer con determinado aroma.

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