
La ciruela la sustituí
por aguacate, que comienza a crecer ahora y no renuncio a la guayaba pues
Zenia, una compañera de trabajo, me regaló una postura, y solo espero la luna
nueva para sembrarla porque es la época más favorable.
De la agricultura se algo
por mi origen campesino, aunque mi padre trató de mantener a las hijas alejadas
de esas labores, si no tal vez yo sería ingeniera agrónoma, botánica, o algo
parecido.

Es una afición que
disfruto mucho, pues me aporta frutos y me entretienen la poda, cortar las
hojas secas, regarles agua y puedo hasta aprovechar la sombra en las tardes más
calurosas.
Como mascota está el
gato, Shiro, de quien se encarga más mi hija, por tener mayor paciencia para los
animales; así nos compartimos las tareas.
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