El patio de mi casa tiene
tan solo alrededor de 6
metros de ancho por 10 de largo, pero lo he aprovechado para frutales, y desde hace
unos diez años cosecho limones, mango, guanábana, anón y tuve guayaba que no se
adaptó bien al lugar, tal vez por la sombra.
La ciruela la sustituí
por aguacate, que comienza a crecer ahora y no renuncio a la guayaba pues
Zenia, una compañera de trabajo, me regaló una postura, y solo espero la luna
nueva para sembrarla porque es la época más favorable.
De la agricultura se algo
por mi origen campesino, aunque mi padre trató de mantener a las hijas alejadas
de esas labores, si no tal vez yo sería ingeniera agrónoma, botánica, o algo
parecido.
Las tareas domésticas y
laborales me tienen bastante ocupada, lo cual limita mi atención más frecuente
a las plantas, no obstante, de vez en vez aparece algún tiempo libre, oportuno
además para bajar el estrés.
Es una afición que
disfruto mucho, pues me aporta frutos y me entretienen la poda, cortar las
hojas secas, regarles agua y puedo hasta aprovechar la sombra en las tardes más
calurosas.
Como mascota está el
gato, Shiro, de quien se encarga más mi hija, por tener mayor paciencia para los
animales; así nos compartimos las tareas.
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