En el Parque Céspedes de Santiago de Cuba se congregó el pueblo hace 55 años,
jubiloso por el triunfo del primero de enero de 1959, y escuchó la
afirmación de la llegada al fin a Santiago.”Duro y largo ha sido el camino, pero hemos llegado.” De su vocación popular
dan cuenta varios fragmentos que seleccioné de aquel discurso.
Yo no voy a decir que la Revolución tiene
el pueblo, eso ni se dice, eso lo sabe todo el mundo. Yo decía que
el pueblo, que antes tenía escopeticas, ya tiene artillería, tanques y
fragatas; y tiene muchos técnicos capacitados del Ejército que nos van a ayudar
a manejarlas, si fuese necesario. ¡Ahora sí que el pueblo está
armado! Yo les aseguro que si cuando éramos 12 hombres solamente no
perdimos la fe, ahora que tenemos ahí 12 tanques cómo vamos a perder la fe.
…Aquí estamos, sencillamente, a las órdenes del
pueblo. Lo legal en este momento es el mandato del pueblo”. Así lo
aseguró hace 11 lustros, y nunca ha faltado a esa palabra, en su condición de
Comandante en Jefe, durante el continuo intercambio con las masas aun en los
momentos más complejos que los previó desde temprana fecha.
...La
Revolución no se podrá hacer en dos días;
ahora, tengan la seguridad de que la Revolución la
hacemos. Tengan la seguridad de que por primera vez de verdad la República será
enteramente libre y el pueblo tendrá lo que merece…El poder no ha sido fruto de
la política, ha sido fruto del sacrificio de cientos y de miles de nuestros compañeros. No
hay otro compromiso que con el pueblo y con la nación cubana. Llega
al poder un hombre sin compromisos con nadie, sino con el pueblo exclusivamente.
Se trata
del hombre que aprendimos a admirar sobre todo por sus actos apegados a la palabra empeñada; y nunca
faltó la alerta a cuánto sacrificio más sería necesario, verdad corroborada en
las tempranas agresiones a la joven Revolución, en el duro Período especial de
los años 90 del pasado siglo, y en el permanente bloqueo económico, comercial y
financiero de los Estados Unidos contra Cuba.
No creemos que todos los problemas se vayan a
resolver fácilmente, sabemos que el camino está preñado de obstáculos, pero
nosotros somos hombres de fe, que nos enfrentamos siempre a las grandes dificultades.
…¡Qué mayor gloria que el cariño de nuestro
pueblo! ¡Qué mayor premio que esos millares de brazos que se agitan
llenos de esperanza, de fe y de cariño hacia nosotros! .
Nunca nos dejaremos arrastrar por la vanidad ni por
la ambición, porque como dijo nuestro Apóstol: “Toda la gloria del
mundo cabe en un grano de maíz”, y no hay satisfacción ni premio más grande que
cumplir con el deber como lo hemos estado haciendo hasta hoy, y como lo haremos
siempre. Y en esto no hablo en mi nombre, hablo en nombre de los
miles y miles de combatientes que han hecho posible la victoria del pueblo.
Y solo aquí me resta decirles, con modestia, con
sinceridad, con profunda emoción, que aquí en nosotros, en sus combatientes
revolucionarios, tendrán siempre servidores leales, que solo tendrán por divisa
servirles.
Tengo la satisfacción de haber creído profundamente
en el pueblo de Cuba y de haberles inculcado esa fe a mis compañeros. Esa fe,
que más que una fe es una seguridad completa en todos nuestros hombres. Y esa
misma fe que nosotros tenemos en ustedes es la fe que nosotros queremos que
ustedes tengan en nosotros siempre.
Lea más:
http://www.cubadebate.cu/opinion/2014/01/01/fidel-castro-el-1-de-enero-de-1959-esta-vez-si-que-es-la-revolucion/
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