domingo, mayo 19, 2013

Martí en lo alto del Turquino



Una generación heredera del mambisado heroico, retomó las ideas martianas para devolver a Cuba toda la justicia escamoteada. La clarinada del Moncada, (cuartel militar de Santiago de Cuba) marcaba bajo el liderazgo de Fidel Castro una nueva y definitiva etapa de lucha del pueblo cubano, Martí, su ejemplo y guía condujeron a la “Generación del Centenario”, también asaltante del cuartel Carlos Manuel de Céspedes, en Bayamo, capital de la hoy provincia de Granma. 

Con el arribo a tierras cubanas del Yate Granma, nace el Ejército Rebelde, continuador de la hombradía mambisa y las mejores tradiciones del Ejército Libertador, fuerza que mantiene y rescata la heredad del apostolado martiano, rindiendo durante toda la guerra honores al maestro en pleno compromiso con las tradiciones de sus antecesores. 

El primer frente guerrillero, donde radicó la jefatura del naciente Ejército se nombró precisamente “José Martí”, y en múltiples ocasiones fue el Pico Turquino escenario de actos de reafirmación y compromiso, ante el busto que desde el 19 de Mayo de 1953, fuera depositado por la ferviente martiana Celia Sánchez Manduley en este cimero lugar de la geografía cubana. 

El 28 de abril de 1957 se realizó la primera visita encabezada por Comandante en Jefe Fidel Castro Ruz; de este acontecimiento narra uno de sus protagonistas, el Comandante de la Revolución, Juan Almeida Bosque:
 “Temprano en la mañana salimos rumbo al Turquino. Al mediodía ya estamos frente al monumento al Apóstol José Martí. “Qué emoción cuando leemos su pensamiento en una placa de bronce, sobre piedra, en la base de su busto: “Escasos, como los montes, son los hombres que saben mirar desde ellos y sienten con entrañas de nación o humanidad. “Se canta el Himno Nacional, se enarbola la bandera cubana, se levantan en alto los fusiles, se grita por Cuba y se canta la Marcha del 26 de Julio. “Y para que todo fuera grande y completo, estuvo la representación de las mujeres, Celia y Yeyé. Como al decir de Martí, no hay obra grande y hermosa sin las manos de la mujer. “Aquí escuchamos de labios de Celia, llena de emoción, como subió con los que pusieron este busto aquí”

La escultora Jilma Madera Valiente  (quien había realizado el simbólico frontispicio de la Fragua Martiana: un libro abierto del cual surge una llama que forma una estrella), fue la encargada de ejecutar el busto de Martí fundida en bronce en los talleres del Ministerio de Obras Publicas con un peso de 163 libras. También  se forjó la tarja que escoltaría el busto con el pensamiento del  apóstol sugerido por la artista.

Lea más:  
http://www.ecured.cu/index.php/Homenajes_de_la_Patria_a_Jos%C3%A9_Mart%C3%AD )

http://www.upec.cu/fotorreportaje/60.html

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