Como
cubana estoy al tanto de los comicios de este domingo en Venezuela
caracterizados por la tranquilidad y
civismo; un acto que ojalá no hubiese sido preciso porque
significaría la presencia física de Hugo Chávez recorriendo quién sabe que sitio patrio, o tal vez fuera, pero impulsando alguna obra de las tantas
buenas en las cuales dejó impregnado su espíritu de amor e intenso trabajo.
Las
circunstancias han conducido a esta jornada electoral, en la que el pueblo
venezolano, sobre todo las grandes masas beneficiadas con las misiones,
defienden hoy la soberanía, dignidad e independencia de su país, pero también
la integración latinoamericana y las proyecciones mundiales de su inmortal líder.
Del
triunfo del voto mayoritario a favor Nicolás Maduro depende la continuidad de
ese proceso arrollador de la Revolución
Bolivariana, la profundización del ideario chavista y la
armonía de la ardua labor por delante; algo que bien saben quienes participaron
en las grandes movilizaciones de apoyo al candidato del pueblo, en los días de
campaña.
Por
esa cercanía e identificación de ideales entre nuestros pueblos estoy al tanto
de una obra de la cual han sido y son parte miles de cubanos, profesionales y técnicos
de diversos sectores, como los más cercanos a mi hogar: la doctora Nelvis, o
los colaboradores en el deporte Ezequiel y Benito.
Con
la expresión de mi sentimiento puedo acompañar al pueblo venezolano en sus
aspiraciones de progreso, paz, justicia, colaboración e intercambio. El anuncio
de la elección de Nicolás Maduro como Presidente será sin dudas la mayor alegría
que reciba en las próximas horas. ¡Entonces será una realidad el voto por Chávez
y por la vida!
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