Yenima Díaz Velázquez
yenimadv@enet.cu
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“Si
dicen que del joyero tome la joya mejor, tomo a un amigo sincero y
pongo a un lado el amor”. Así dijo hace muchos años el Héroe Nacional de
Cuba José Martí Pérez
y su frase mantiene plena vigencia en todo el mundo ahora que las
circunstancias económicas de muchas naciones obligan a trabajar un poco
más y, por consiguiente, se pierde la oportunidad de compartir las
alegrías y las tristezas con personas que no son de la familia; pero,
inspiran confianza y tranquilidad.
Al igual que Martí, muchos sabios y poetas, como Aristóteles, Lord Byron y Platón,
han reflejado sus sentimientos en torno a la amistad, destacando sus
virtudes y lo necesaria que resulta para concretar las aspiraciones en
diferentes facetas de la vida. Por eso en mayo de 1884 Martí sentenció
que “No se pueden hacer grandes cosas sin grandes amigos”.
Y
es que los amigos, con sus virtudes y sus defectos, son un alivio a los
problemas cotidianos porque con ellos debatimos disímiles asuntos,
incluidos algunos que no se conversan en familia por pudor, temores o
incomprensiones.
De
ellos se dice que son capaces de alumbrar en medio de la oscuridad, que
son como la sangre, pues acuden a las heridas sin ser llamados y que
son como las estrellas, aunque no siempre se ven, sabes que están ahí.
Un
amigo es aquel que conoce todos tus defectos y a pesar de ello te
quiere o te tiende su mano aunque no la merezcas. Un amigo es el que
piensa y demuestra que la amistad duplica las
alegrías y divide las angustias por la mitad. Es el que nos hace
preguntarnos cuánto pudiéramos hacer por él o ella y es el que nos
escucha en momentos de desesperación o de satisfacciones.
Ahora
la humanidad pierde valores de manera estrepitosa. Muchas personas
viven solas y apenas conversan, ríen o se desahogan con otros, lo que
conlleva a serios trastornos de personalidad y en muchos casos, al
suicidio.
Por eso, la Asamblea General de las Naciones Unidas decidió, en el año 2011, establecer un Día Internacional de la Amistad,
para promover el diálogo entre las civilizaciones, la solidaridad,
comprensión mutua y la reconciliación y con la idea de que la amistad
entre los pueblos, los países, las culturas y las personas puede
inspirar iniciativas de paz y tender puentes entre las comunidades.
La
amistad, como sentimiento, debe ser alimentada hoy, mañana y siempre,
como si de una semilla se tratase, y, también tenemos que cuidarla
porque no nos damos cuenta de su verdadero valor hasta que la perdemos.