viernes, marzo 30, 2012

Lombardía y Las Tunas a quince años de hermandad

La colaboración de amigos italianos en la oriental provincia de Las Tunas se agradeció en la ciudad capital de igual nombre, al cumplirse los 15 años del hermanamiento de los círculos de la Asociación de Amistad Italia-Cuba (AAIC) en la región de Lombardía y la Delegación Provincial del  Instituto Cubano de Amistad con los pueblos.

El delegado territorial, Nay Caballero Hernández, destacó como el proyecto más significativo el de la amistad, la solidaridad y la defensa de Cuba, en Italia o en cualquier parte del mundo donde estén, al enfrentar las campañas mediáticas y difundir la verdad y realidad de la Isla.

Con el encuentro concluyó su programa de actividades la vigésimo séptima brigada italiana de trabajo voluntario “Giovanni Ardizzone”, cuyo representante, Giovanni Montemartini, declaró su orgullo y felicidad por el aporte que brindan y el conocimiento acerca del pueblo cubano.

En los tres lustros de intercambio fraternal se han cultivado los valores espirituales, y la ayuda material se ha dirigido a los sectores más sensibles, como la educación y la salud, en instituciones dedicadas a niños, ancianos, embarazadas y personas discapacitadas.

Tras la presencia de la primera brigada en el Palacio provincial de Pioneros “José Martí”, esta fuerza continuó llegando a otros centros, entre los cuales se incluyen los hospitales general docente Ernesto Guevara y el pediátrico “Mártires de Las Tunas”, el hogar de impedidos físicos y mentales “Calixto Sarduy” y el de ancianos “Carlos Font”.

Georgina Barea, quien fuera delegada provincial del ICAP cuando el 27 de marzo de 1997 se firmó el hermanamiento, recordó el empeño de los amigos italianos por aportar sobre todo en el Período especial de la década del 90 del siglo pasado, con respeto hacia el pueblo y concepción clara de los objetivos de la Revolución cubana.

En cuanto al respaldo material hay coincidencia en que más allá de  las cifras del financiamiento de proyectos o los donativos se valora el esfuerzo personal y desinterés de quienes reúnen esa ayuda, además de su contribución en dar a conocer esa imagen de Cuba que la gran prensa tergiversa u omite.

         

sábado, marzo 17, 2012

Un concepto cada vez más lejano


El tema inicial de este blog, necesariamente lo dedico al significado de su nombre, contextualizado a los tiempos actuales en que contrastan los buenos deseos de personas de bien por el mejoramiento humano con los acelerados planes belicistas de las grandes potencias imperiales, atrapadas en las consecuencias económicas, políticas y sociales del propio sistema.

La cura más rápida que encuentran a ese mal es el sometimiento a los países de los cuales pueden extraer recursos para resarcir la crisis, sin importar el costo de la destrucción con la cual dejan asolados a los pueblos, a partir de acusaciones nunca demostradas.

Esa maquinaria acompañada del horror y la muerte en nada se asemeja al concepto con el cual se define a la fraternidad, palabra latina que proviene de “frater”, cuyo significado es hermano, como el vínculo de cariño que une a los hermanos, que los lleva a estar juntos en situaciones felices o desgraciadas.

Por extensión, y considerando que todos los hombres son hermanos, hijos de Dios, o de la misma naturaleza creadora, es el amor entre todos los hombres. Religiosos y filósofos han impulsado la intensificación de este sentimiento de unión y solidaridad con el prójimo. El cristianismo impulsó sobre todo esta idea, llamando a los monjes con la denominación de frailes (hermanos) y sores (hermanas) a las religiosas mujeres.

Antecedentes relativos a la fraternidad incluyen la de armas medieval, consistente en una alianza entre caballeros para ayudarse mutuamente, pero fue además uno de los ideales que proclamó la Revolución Francesa, junto con los de igualdad y libertad, representado en la unión entre los pobres y ricos contra el poder opresor del rey.

Ciertas logias u organizaciones secretas, entre las cuales se destaca la masónica, se denominan fraternidades, lo mismo que ciertos grupos estudiantiles unidos por prácticas y costumbres comunes.

Sin embargo, la fraternidad como amor entre todas las personas del mundo se considera aún una utopía, pues a veces los vínculos fraternos se circunscriben solo a determinados grupos, naciones, o quienes comparten la misma ideología y religión, en un concepto reducido que no trasciende al de humanidad. 

Hasta en mi entorno más cercano percibo el deterioro de comportamientos afectivos o de relaciones muy distantes de las que durante mi niñez me proporcionaban alegrías inmensas, en las circunstancias más sencillas del ambiente familiar, cuando las miradas se detenían en los rostros y no en las fatuidades del vestuario que hoy para muchos tienen el valor primario.

La gente suele andar con la prisa de remediar carencias, una práctica diaria muy común sobre todo para quienes vivimos de los modestos salarios, que se vifurca entre los aspirantes a la supervivencia y la búsqueda de confort material acorde a sus posibilidades, y los que aun sin estas asumen actitudes consumistas enfiladas hacia un estatus ajeno a sus raíces.

En un informal encuentro de periodistas y artistas, hace varios años, alguien me llamó “aldeana”, no recuerdo ni por qué, lo cual indica que no caló en mí como ofensa, ni lo hará, pues parece tener que ver con mi decisión de continuar aferrada a la tierra donde nací y a los ideales con que me formaron mi familia y el proceso revolucionario.