En la circunscripción 26 del Consejo Popular 19, del municipio de Las
Tunas, asume el tercer mandato como delegada Maura Rodríguez Ramírez,
quien sabe estar muy cerca de sus electores y ha contribuido a
transformaciones en la comunidad, con participación colectiva, aun
inmersa en el complejo quehacer laboral.
A dosificar adecuadamente cada minuto del día ha aprendido en su paso
por las responsabilidades de cuadro del Sindicato Provincial de la
Educación, funcionaria del Comité Provincial de la Central de Trabajadores de Cuba, Presidenta de Consejo Popular y actualmente Coordinadora de los Comités de Defensa de la Revolución (CDR) en el municipio cabecera.
Tan complejas responsabilidades no dejan suficiente tiempo a Maura
para el hogar y labores asociadas a este, pero ahí están prestos varios
familiares, en especial su mamá, Margarita Ramírez, que se enorgullece
de la confianza depositada por los vecinos en la gestión de su hija, a
quien apoya mucho en el quehacer doméstico.
Mientras para su hijo, Raiko Ramiro Rivero, ella es el mejor ejemplo
al cumplir sus responsabilidades de cualquier tipo, incluidas las de la
comunidad con cargos en los CDR, seleccionado como joven “55
aniversario” de la zona cederista, y asegura ser militante de la Unión de Jóvenes Comunistas (UJC) porque su mamá es militante del Partido Comunista de Cuba (PCC).
La delegada encuentra el verdadero sentido a tanto esfuerzo en el
reparto Casa de Piedra, aun entre la premura de tantas tareas a diario,
incluidos los domingos, y las limitaciones para satisfacer solicitudes
de los electores, quienes agradecen su contribución en las mejorías del
servicio eléctrico, la panadería y recuperación de viviendas.
“Hemos logrado mantener un vínculo directo, tanto con los factores
de la comunidad como con los electores, en la atención a sus
problemáticas. Hemos tratado de atender de forma diferenciada no solo en
el despacho sino en el momento en que surge la preocupación, para poder
utilizar el tiempo lo más objetivamente posible”.
“Es un compromiso muy alto, ser delegada de circunscripción es en
realidad el respaldo, el reconocimiento social, y eso te reconforta, te
da fuerza para crecerte ante las dificultades, a veces los problemas
materiales influyen mucho en la gestión del delegado, pero siempre con
la correcta y oportuna explicación logramos el compromiso con los
electores, su cumplimiento de las tareas, una mayor motivación en la
comunidad, y nos da fuerza para continuar trabajando”.
“Sin dejar de afrontar tareas propias que una tiene, yo tengo
familiares que son esa retaguardia que está siempre ayudando en las
tareas del hogar – enfatiza Maura- lo que hace posible que me haya
mantenido por más de cinco años como delegada de circunscripción, y que
no haya faltado ni el afecto ni el cariño a la familia, ni tampoco a los
propios electores y residentes en la comunidad”.
A esta mujer identificada con las tareas donde se sabe útil se le
puede encontrar lo mismo en la oficina, que en el recorrido por la base,
junto a un elector, y en el proyecto comunitario dominical “Por
nosotros mismos”, siempre sonriente y atenta, a pesar de las ojeras
luego de una o varias jornadas intensas.